domingo, 15 de agosto de 2010

La ridícula historia del papel higiénico.

En verdad me duele la cabeza y, me da comezón en casi todas partes: garganta, cabeza, costillas, oídos... Y en realidad, es una comezón bastante extraña. La siento por dentro.
Sí, ya sé, tengo gripa ¿y qué?


Realmente no sé como fue que inicio todo. Oh sorpresa! Solo amanecí con la garganta al estilo pata de elefante.
"No estoy enferma, es mental". Que ingenua soy, ¿no? :D
No me gusta hablar y le preguntaba a
Román un remedio para quedar afónica.


- Rocalfo, ¿un remedio casero para quedar afónica? :D
- Jaja ¿Para quedar afónica?

Y le conté que me parecía una idea divertida...

- Hice todo lo que se me ocurrió: mojarme, tomar cosas frías (en realidad, quise decir coca, pero el error de dedo es evidente), tomar coca con hielos. Caminar descalza, como de costumbre. Y me dio gripa.
- ¿Para qué querrías quedarte afónica? ja.
- ¿Para qué NO querría quedarme afónica? Piensa! Piénsalo!
Tengo posibilidad de hablar. Quiera o no, tenga voz, aunque no me guste, debo hacerlo. Estando afónica, no hay manera.

- Cierto.


Hasta ahí, creo, terminó nuestra conversación acerca de mi extraño anhelo.
Pero lo que
Román no sabe es, que yo pienso que solo es una gripa psicológica. Sí, así es. Sin más, ni más.
Tengo síntomas de gripa y no me siento destruida. Solo es una "abundante" congestión nasal y no paro de toser. Ha de ser incómodo y no lo digo por mí, solo es que siento muy grande la cabeza.

El papel de baño y, el baño mismo, se aburrieron de verme entrar cada menos de 5 minutos. Ahora le caigo mal al papel de baño. Pinche ingrato, yo lo llevo a todos lados y ahora resulta que le caigo mal. Bonita contradicción.


Ahora mismo, me dispongo a hacer un trabajo para la materia de Derecho.
No sin antes, regresar al baño por una ridícula hoja de papel higiénico...