sábado, 19 de septiembre de 2015

Como jarrón que se vacía.

No somos una pareja normal.
Nada y, a la vez, todo somos: todo nos damos, sin pensarlo; a veces pasan días y no estamos.

Nada, hasta parecieran señales de vida.

Pero así es como el equilibrio se mantiene; la comodidad de saber que aunque nunca estamos presentes, siempre vamos a estar ahí, algún día.


Alguna vez podríamos pasar así una noche, en lugar de una tarde comiendo helado.



No sé si algunas veces recuerdas cómo empezó todo, como fue que se rompió y después resurgió, con la intensidad que los sentimientos son capaces de manifestarse.


Ven aquí y piérdeme como si nunca fuera a regresar; sentada en el viento, viajando en éste, volando libre, con la exclusividad que nos involucran nuestros actos.
Sabemos que todo esto, no se sabe cuando va a terminar, se iría de las manos de nuestros sentimientos, como jarrón que se vacía.


Avísame si un día quieres volver a verme, sabiendo que la melodía que escuchábamos, era capaz de volver a sonar en el viento y nuestras cabezas, alborotadas como las hojas de los árboles.

Camina el pasto dentro de la valla, hasta que vuelve a darse cuenta de que puede disfrutar por fuera también, existiendo adversidades de por medio, que alucinan la realidad.



Esa realidad era que no había nada.

Avísame si un día quieres volver a perderme...