Había algo en él. Sí, algo muy grato.
Venía de adentro hacia afuera.
Era algo sensacional, sincero, bello.
Había llegado a una parte en mí.
La otra parte de mí.
Todos tenemos algo que esconder,
pero lo suyo, dejó de ser un secreto.
Se volvió la compañía más suave.
Dejó al desnudo lo que tenía para dar,
no había censura, sólo expresión.
De sus manos era donde venía la otra parte de mí...