domingo, 27 de diciembre de 2009

Luz, oscuridad consumida


Te siento y mis pensamientos brotan.
Al caer, mueren en forma de gotas
Creo que te miro al voltear a mi lado. Creo que te siento.
Y de repente, no estás.
Te me antojas caminando en mi interior.
Bloquea toda aparición ajena a ti.
Llena ese sentimiento, alimenta lo que has formado.
¡Vamos! Consumemos juntos la luz que irradia de nosotros.
Viajemos en ella, perdámonos en la oscuridad.
Piérdete en la profundidad de mis deseos.
Tú, mi dulce pasión.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Caminos entrelazados


Camina, camina por favor sobre ese eterno y viejo lago.
Tú ya estás caminando hacia la orilla. No hay opción. Sabes que es lo que tienes que hacer. Vas muy adelante y, aún así, no puedes detener tu paso.

Eres grande, eres hermoso. Eres mucho y todo.
Ven a mí. No te detengas, así como eres te quiero.
Te amo.

Y yo, ¿quedarme? Sentada, pensando. No puedo estar tanto tiempo.
Seguir. Debo cambiar la perspectiva de mi lago. Lago de todos, sendero propio.

¡Te alcanzaré! Toma mi mano. Tómala por favor.
Tomaré de tu mano y plasmaré un mundo de ideas inexistentes para alguien más.
Tomaré tu mano y caminaré junto a ti. Recorramos el final de este suave camino.
Lleguemos al fin de todo caos, juntos…

sábado, 12 de diciembre de 2009

Desequilibrio Natural...

"Noche embriagante"
Despierto a causa de una terrible inundación de recuerdos. Me duele la cabeza de tan sólo recordarla. Volteo, miro. Vacío. Vacío el cálido nido que nos acogió varias ocasiones en las cuales, le susurré tantas veces que la amaba y que era mía, sólo mía. Sin duda alguna, revivir eso era más que suficiente para cortarme la piel, la voz en fragmentos muertos…

Muero. Muero al pensar que tantas cosas fueron en vano.
¿Cómo podría ella pensar así? No lo sé. Creí conocerla. Creí siempre saber que le ocurría, qué pensaba.
¿Será posible? ¡Por Dios! Es la pesadilla más nítida y transparente que vivo y siempre fue presente: mi temor a olvidarla.
Sin embargo, me detenía a cada instante preguntando más y más. Llovían mil ideas de mi cabeza al corazón, luego, a los pies.
¿Será que nunca fuiste suficiente para ella? Me preguntaba el espejo, acompañándolo detrás una terrible alucinación: ¿acaso alguien más llenó un vacío aparentemente inexistente?

¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice para vivir esto? ¿Qué no hice para todo esto?

Después de tantas vueltas me decido a hablarle.
(Suena el teléfono)

- ¿Bueno?
- Hola Lorena.
- Hola. ¿Cómo estás?
- ¿Tú cómo estás?
- De maravilla. ¿Sabes algo? Yo no te escucho bien.
- Lo normal.
- Bueno. ¿Qué quieres?
- ¿Tienes el día libre?
- Claro. ¿Quieres salir?
- Quiero verte.
- Nos vemos donde siempre en una hora. ¿Estamos?
- Nos vemos ahí. Te amo.
- Ya no habíamos hablado. No sigas, por favor. Adiós.


Me armonizó esa llamada. Su tan dulce manera cortante de hablar por teléfono. Así era ella.
Aunque muchas personas alegaban que Lorena era una persona especial y voluble (cosa bastante cierta), ante mí seguía siendo aquella mujer, la más hermosa que he tenido.
Y que esa terrible mañana de confusión me arrebató del cuerpo.

Iba camino hacia ese pequeño parque que fue testigo de nuestra relación. Fue testigo también de aquél atardecer en el que le pedí que fuera mía y, compasiva, deslizó una cálida luz que pronto se fue convirtiendo en humedad. El cielo derramó toda esa felicidad y pasión que se juntó en ese momento.
Llegué antes que ella. Siempre odie hacerla esperar. Prefería yo llegar antes, me gusta verla aparecer con la sonrisa que me había cautivado desde hace tiempo.
Una vez más la vi llegar, tan hermosa como siempre ha sido para mí. Esta vez, la expresión de su rostro era diferente. Era bastante claro ver que nuestro encuentro era preocupante para ella (reconfortante para mí), después de dejarme y olvidarme dos infinitos meses.


- Hola, pequeña.
- Hola.
(Después de todo, ni siquiera me hablaba por mi nombre) ¿Cómo has estado?
- ¿Cómo quieres que me encuentre? Dímelo tú.
- La verdad es que no lo sé, por esa razón es por la que pregunto.
- Tu ironía. Siempre me pareció encantadora.
- ¿Vienes a hablar de mi carácter?
- No, he venido porque necesitaba verte. Sabes que te extraño, no te hagas la desentendida.
- Por eso me fui todo este tiempo. Para que te olvidaras de mí. Para que dejaras de amarme. Todo esto está mal, no puede ser y lo sabes. Deja de fingir que nunca hablamos de esto.
- Yo sé que estás confundida. Toda esa confusión y las palabras desviaron tu sentir, nuestros sueños.
- Me abrieron los ojos.
- ¡Te los cubrieron! Por favor, date cuenta...

Nuestra "discusión" duró más de una hora, terminando en un silencio profundo que por fin ella asesinó.

- Debo irme. Renatta se ha puesto muy mal. Cuídate mucho por favor, ¿sí?
- Tú también cuídate mucho Lorena.
- No me llames así.
- Sabes de memoria que me encanta tu nombre. Por favor, si necesitas algo, quiero saberlo.
- Llamaré. Adiós.


Se paró y caminó. Antes de dar el quinto paso la alcancé, tomé su mano y pregunté si podía verla de nuevo. Sólo contestó que llamaría después.

Pasaron tres días en los que volví a perderla de mi camino. Al atardecer de ese tercer día me llamó, diciendo que todo había salido bien y que su hermana estaba mejor. A petición de Renatta, platiqué con ella durante mucho tiempo. A pesar de no ser tan paciente con los niños, ella me parecía una niña encantadora, despierta e inteligente. Bella. Idéntica a Lorena de niña.
Después de despedirme de ella me despedí de Lorena lo más breve posible, colgando rápido.
Por alguna extraña razón no quería saber si tenía ganas de verme o no. Aún me dolían sus palabras. -Es verdad, tal vez necesito olvidarla. Pero la amo...- ¡LA AMO!
Me encontré gritando, siendo interrumpido aquél relajo por un profundo suspiro.


La semana que se venía era intensa, pero la necesaria y suficiente para despejarme. No quería, todavía me dolía tener que aceptar sus palabras, su fría decisión. Pero no podía hacer a un lado las cosas cotidianas.
El último día de esa semana fue fatal: en resumidas cuentas, fue un caos y, lo que me hizo estallar fue ver a Lorena en la misma avenida por la que yo transitaba.


- Hola Lorena. Buenas tardes.
- Hola. ¿Por qué por aquí?
- Tuve un pésimo día y nada que hacer por ahora.
- No te ves bien ¿Qué pasa?
- Nada que quieras saber. No quiero que te metas, ni tampoco preocuparte. Debo seguir. Adiós, cuídate.

Me fui, sin mirar a atrás. Llegando a casa no pude evitar el llorar de manera desesperada. Jamás le había hablado así a Lorena. Me sentía la persona más estúpida, miserable y culpable, hasta que me perdí en los brazos de Morfeo.

A la tarde del día siguiente sonó el teléfono y, para mi sorpresa era Renatta, contándome que su hermana se la pasó llorando toda la tarde en su recámara (en efecto, la hice sentir mal) y que había salido temprano, que si yo la llegaba a encontrar, la cuidara. Colgamos.

Me alisté y salí. ¿Dónde podría estar? Sólo se me ocurrió un posible lugar: aquél parque simplón en el que hablamos la primera y la última vez que nos vimos. Llegando a éste la encontré en una banca, sentada, sollozando silenciosamente. Me acerqué a ella y me senté. Cuando sintió mi presencia se exaltó, no me había escuchado. La tomé de sus hermosas manos llenas de pecas.


- Perdóname Lorena. Ayer te hablé de la manera más incorrecta. Todo estaba mal y tu no eres la culpable de eso.
- No me importa como me hablaste. Estoy desesperada. No puedo seguir sin ti. No puedo seguir intentando sobrevivir sin ti. Ya no puedo. Es tan vacío, tan incoherente. No hay alguien más en mi vida y no lo habrá, si no eres tú. Prefiero dejarme morir.


La tomé entré mis brazos y la besé.

- Te amo Lorena. No sabes cuanto te extrañé todo este tiempo.
- Yo también te amo. Perdóname por todo el daño que te he hecho. No merezco estar contigo, pero no puedo continuar mi vida sin ti. Te amo, por aceptar mis defectos, indecisiones y errores. Por ser tú. Te amo. Te amo Denisse. Y quiero estar contigo, eternamente...


domingo, 6 de diciembre de 2009

Más allá de la mirada de Sam


Para quienes no la han visto, cabe escribir que les recomiendo esta película...


Sam, un humano cualquiera, con capacidades diferentes, ha engendrado una hija a la cual recibió con alegría inigualable y cuidó desde el momento en el que su progenitora les dio la espalda.

A veces, uno es tan afortunado de tener todo (y nada a su vez misma), que se vuelve uno un patético malagradecido. Es increíble la insensibilidad de la gente, que llegue a tal punto de ser un egoísta, ver un solo camino (el propio) y seguir sin tomar en cuenta lo que se deja atrás. La facilidad, con la que uno puede desprenderse o pretende safarse de la manera más "sencilla", fría y cobarde.
Alguien limitado, irradiando amor y feliciad en una nueva vida. ¿Suena fácil? No, ni siquiera eso, sin embargo, el deseo y la ambición por más (hablando en sentido de sueños, metas y superación) hace de eso algo No Imposible.
Cómo cuando hay amor de por medio, las cosas mantiene esa esperanza iluminada.


Los segundos sin ella son dolorosos, eternos, sabiendo que podría perderla y que todos opinaban lo mismo:
"NO PUEDES. SIETE AÑOS..."

La felicidad de Lucy (Lucy Diamond. Lucy in the sky with Diamonds), a pesar de pasar un trance difícil y señalado, recaía en los brazos y compañía de su padre.

Rita, de ser una mujer amargada, desesperada y superficial, pasó aun plano en el que se tocó el corazón con paciencia y tiempo, pasando a ser una Rita encantadora...



¿Cuándo interpretaremos los pequeños detalles que conforman nuestro día?
¿Cuándo descifraremos que los lazos creador por amor no los rompen las leyes humanas?
¿Hasta cuándo dejaremos de limitarnos?

Eso, eso queda en nuestro corazón.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Cae de repentina noche


Cuantas ganas de vivir, han depertado hoy.
Cuantos sueños morirán al llegar el ocaso.

Cuantas ganas de quedarse iluminan esa oscuridad.
No tan profunda, pero aparentemente eterna.


Cuenta ls estrellas, oh fiel curandera.
Cuentalas hasta el amanecer.
Quédate, quédate bello mensajero eterno!


Juntos, viajes, de paisaje en paisaje.
Aqua in aqua...

jueves, 3 de diciembre de 2009

¿Quién hubiera pensado en soñar?


¿Quién hubiera pensado en soñar?
Las reliquias vivídas, guardadas.
En un cofre de madera, polveado.
Lleno de polillas danzantes al abrir.

¿Quién hubiera pensado en pensar?
Aquellas figuras que vemos cada día.
Aquellas noches frías acompañadas de luz.
Bellas notas que resuenan en la mente.

Una vez más, aquí...
¿Quién hubiera pensado en soñar?
Yo habría pensado en correr, brincar,
cantar, gritar, sonreir, escribir...

¿Quien habría pensado en que yo voy a soñar?
¿Quien habría pensndo en que yo pensaría?
¿Quién habría pensado que tengo que ecuchar?

Escuchar, escuchar.

Escuchar a un corazón latiente, que me enseñaría el significado de vivir, con una grata sonrisa.