sábado, 19 de septiembre de 2015

Como jarrón que se vacía.

No somos una pareja normal.
Nada y, a la vez, todo somos: todo nos damos, sin pensarlo; a veces pasan días y no estamos.

Nada, hasta parecieran señales de vida.

Pero así es como el equilibrio se mantiene; la comodidad de saber que aunque nunca estamos presentes, siempre vamos a estar ahí, algún día.


Alguna vez podríamos pasar así una noche, en lugar de una tarde comiendo helado.



No sé si algunas veces recuerdas cómo empezó todo, como fue que se rompió y después resurgió, con la intensidad que los sentimientos son capaces de manifestarse.


Ven aquí y piérdeme como si nunca fuera a regresar; sentada en el viento, viajando en éste, volando libre, con la exclusividad que nos involucran nuestros actos.
Sabemos que todo esto, no se sabe cuando va a terminar, se iría de las manos de nuestros sentimientos, como jarrón que se vacía.


Avísame si un día quieres volver a verme, sabiendo que la melodía que escuchábamos, era capaz de volver a sonar en el viento y nuestras cabezas, alborotadas como las hojas de los árboles.

Camina el pasto dentro de la valla, hasta que vuelve a darse cuenta de que puede disfrutar por fuera también, existiendo adversidades de por medio, que alucinan la realidad.



Esa realidad era que no había nada.

Avísame si un día quieres volver a perderme...




martes, 6 de septiembre de 2011

La otra parte de mí.

Sus ojos eran aquellos, los de mirada tierna.

Había algo en él. Sí, algo muy grato.

Venía de adentro hacia afuera.




Era algo sensacional, sincero, bello.
Había llegado a una parte en mí.
La otra parte de mí.




Todos tenemos algo que esconder,
pero lo suyo, dejó de ser un secreto.
Se volvió la compañía más suave.




Dejó al desnudo lo que tenía para dar,
no había censura, sólo expresión.
De sus manos era donde venía la otra parte de mí...




martes, 17 de mayo de 2011

Sólo ha sido un sueño.

Los girasoles han dejado de seguir al Sol,
desesperados buscaban los besos de la Luna.

Las tortugas dejaron de comer medusas,
se enamoraron del sabor de las bolsas de plástico.

Las orugas dejaron de convertirse en mariposas,
prefirieron seguir arrastrándose para no cansarse al volar.

Los murciélagos han dejado de vivir en cuevas,
pues tal vez piensan que son oscuras y tenebrosas.


¡Pero sólo ha sido un sueño!

Donde la gente dejaba de dañar al mundo
al darse cuenta que de él, quedan sólo tristes fragmentos...

miércoles, 27 de abril de 2011

Luz que llueve.




Quiero sentarme bajo un cielo muy nublado
Y llorar hasta que se muera mi voz.

Ver pasar mi luz grisácea
y que con su llanto me consuele,
me diga que todo esto va a pasar.

Que todo esto se irá
como su fría y cálida luz.

Que con un suspiro me abrace
y que nada a mi alrededor se detendrá
sino que todo fluirá, como el sin fin de lágrimas que nos inunda.

Que venga una libélula,
se pose en la palma de mi mano
y me susurre tu nombre suavemente.

Quiero sentarme bajo un cielo muy nublado
que con su llanto me consuele
y que con un suspiro me abrace.

Que venga una libélula,
me susure tu nombre
y que nada de esto fue tan pasajero...










Fotos: Carlos García Durán & Germán Gonzáles Valdés

martes, 23 de noviembre de 2010

Don't let me dance alone...


Come to me and come from me
do not let me dance here, alone.
I just want to walk near to you.
I'm your shadow and you are my company
do not let me dance here, alone.

I hear your voice as the wind brings me your message
your heart has talked to me, I know
and your essence has came to me in dreams.
Every part of you said my name.

You talk to me when I need to hear your voice
you are always here, there, and not for me.
You must be, but not for me
you have to stay, that's your way.


Mine is see you all as I can
because that's all I can do.
But not time longer.
We are together in a spiritual way I guess.


Because I'm your shadow and you are my company.
Do not let me dance here, alone...

Foto: Román Villalobos Manzo. Muchísimas gracias!
(:

jueves, 21 de octubre de 2010

La esencia de la espada.

-¿Estás triste?
-Sí.
-¿Por qué lloras?
-Porque me corté.
-¿Con qué te cortaste?
-Con una espada.
-¿Cómo pasó?
-La espada siempre estuvo en su lugar, que es donde debe de estar. Yo quise tomarla pero no supe como, soy muy torpe. Me corté.
-¿En dónde te cortaste?
-En mi alma y en mi corazón.
-¿En dónde más?
-En ninguna otra parte, pero duele.
-¿Duele mucho?
-Sí. Tanto, que podría alguien morir en vida.
-¿Por qué tomaste esa espada?
-Porque extraño tomar su empuñadura.
-¿Qué más?
-Esa espada fue mi compañera por mucho tiempo. Cuando me sentía desesperada o sola, bastaba con verla, sentirla, saber que ahí estaba.
-Y, ¿qué pasó?
-La he perdido. Ahí está, la puedo ver, pero ya no puedo tenerla entre mis manos. Ya no me está permitido volver a acercarme a ella.
-¿Quién te lo impide?
-La espada misma.
-¿Por qué insistes en recuperarla?
-Porque ella me conoce, lo sabe. También me protegió y enseñó muchas cosas, entre ellas, la sinceridad y el amor en distintas maneras. Algo que nos unía.
-¿Cómo es posible que una espada pudiese hacer eso?
-Ella tiene nombre.
-¿Cómo se llama?
-"El mensajero".

domingo, 19 de septiembre de 2010

4.15

Yo no sé que chingados me pasó hoy que me vi en el espejo. Él no me veía como siempre. Me contestó con una mirada agresiva, perdida, profunda.

Recientemente una amiga posteó una cita: "¿No te pasa que a veces te miras en el espejo y te das cuenta de que eres un simple espejismo, una imagen falsa de lo que eres?"
Me daba pavor que, mientras observaba el espejo, cruzaba por mi mente que acababa de ocurrirme aquella pregunta.

De verdad, hoy el espejo me devolvió una mirada amenazadora y diferente. Dentro de mi asombro, no tuve palabras ni gestos para contestarle.
Aunque puedo estar segura de que percibió mi desconcierto.

Admito que hice varias expresiones. De veras que me costaba trabajo creer lo que estaba viendo, observando, lo que ese espejo canalizaba.
Abría los ojos, enormes, los entrecerrraba; movía la boca, la nariz, fruncía el ceño, intentaba afilar el rostro o al menos su expresión.
Era increíble ver cómo en cada cambio había una personalidad diferente. Ninguna se parecía entre sí.

Eran las 4:15 de la madrugada.

Me encontraba bajo los efectos de una tenue luz y un insomnio escalofriante. Pero no dejaba de ser insomnio. Me tenía atrapada en una sensación de rareza, notas musicales y metáforas.

Mi cabeza comenzaba a recurrir hacia el olvido.
Cuando decidí alzar la vista, me hallé en el precioso laberinto de los jardines del Palacio Real de Madrid. Fue ahí cuando me percaté de que en realidad me encontraba en un cubo blanco con un portal de madera.

Pero no ha terminado todo.
Decidí poner de nuevo en su lugar, aquel atardecer de Madrid.



No entiendo porque perdía la noción de mis pensamientos y frases que venían y se iban corriendo.

Creo que jamás entenderé las metáforas de ese antipático no sueño (falta de sueño). Y mucho menos, los mensajes que intentaron regalarme las esencias que flotaban del otro lado del espejo...